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Categoría: Humor

Venturas y desventuras de un ama de casa tradicional

Posted on agosto 11, 2021 by admin

El trabajo de ama de casa, en palabras de todas aquellas (porque el 99,9% son mujeres) que lo practican, es un fiasco total. Mal pagado, poco agradecido, sin días de descanso ni vacaciones, y con pocas satisfacciones o con algunas muy efímeras. Sí, un panorama desastroso… y, sin embargo, es casi una ciencia. Millones de revistas, programas, libros y páginas webs, tal como esta en la que te encuentras, se dedican a trucos, consejos y guías para convertir a cualquiera que las lea en el ama de casa perfecta; esta es una ocupación que se aprende con la práctica, solo realizando por una misma toda la teoría con la que te puedas encontrar.

Las mujeres que se dedican al cuidado del hogar en exclusiva se quejan, sobre todo, de que su trabajo es poco apreciado; y un grupo bastante numeroso, de que es continuo y repetitivo. ¿Pero es este colectivo un grupo infeliz? Bueno, pues hay de todo, no necesariamente tiene por qué ser así. Si eres consumidor de videos porno como yo, estarás de acuerdo en que la imagen que dan de las amas de casa es contradictoria, y por eso pienso yo que bastante fiel: entregadas al cuidado de la casa y la familia, son mujeres a punto de explotar, y usan el sexo para escapar de la monotonía, a poder ser con alguien diferente a su marido. O sea, que el ser mujeres de su casa como vulgarmente se dice, las aboca a ser esposas infieles, o como mínimo a estar en un estado permanente de excitación porque no están satisfechas sexualmente. Esa es la imagen que el porno online, el más consumido del mundo, no ha dado de estas féminas, ¿y tú, estás de acuerdo?

Habría mucho que decir sobre el deseo sexual de las amas de casa, ese del que tan alegremente nos habla el mundo del porno xxx. Según los estudios, este status les proporciona a estas mujeres una falta de apetito sexual significativa; de hecho, es el colectivo femenino que más la padece. Y no importa que se esté sobre los veintes, o se sea una treinteañera, una cuarentona o una mujer más madura; está claro que no es una condición, por lo que sea, que invite a pensar en el sexo de forma activa. Por activa, me refiero a pensar en él con la idea de ponerlo en práctica; porque también se habla mucho del deseo reprimido de las mujeres de su casa, como se las suele definir también. Otra vertiente de estos estudios psicológicos sería encontrar la razón para ello, ya que aunque a estas féminas se les presupone poco motivadas y entusiasmadas con su condición, no todas dicen estar insatisfechas. Pero está claro que la rutina en la que las sumergen las tareas del hogar acaba con la líbido de la más pintada.

Por suerte, parece que los roles de las mujeres están cambiando; y digo por suerte sobre todo para los pocos hombres que se atreven (nos atrevemos) a ser también amos de nuestro propio hogar. Porque ellas sí que están sabiendo adaptarse a los tiempos, aunque no ha sido escapando de su tradicional papel como amas de casa que les encasquilla la sociedad; sino porque se han animado también a hacer otras cosas. Así que, por suerte, no han abandonado al género masculino a su suerte, que parece creer que el cuidado del hogar les es tan ajeno como la maternidad. Así que, por suerte para ellas las luchadoras, como para los pocos que no temen cambiar sus roles, esperemos que el sexo no sea un escape ni una obligación, sino una forma de compartir momentos placenteros.

Guarros, guarrillas y aquellos que no se lavan

Posted on mayo 21, 2021 by admin

Dicen las amas de casa que las tareas domésticas son el trabajo más desagradecido del mundo: nunca se acaban, y nunca duran. Y es que habría que hacerles un monumento a estas mujeres, porque en estas condiciones, cualquiera dejaría que la desidia se apoderara de uno, y no pensar más en ordenar, limpiar y mantener. Sin embargo, todas estas tareas cumplen una función importante en nuestras vidas, y no fueron creadas para amargar la existencia del encargado (comúnmente encargada) de ellas; su función es mantener nuestro entorno más cercano en las mejores condiciones de salubridad posible, lo que repercute en nuestra buena salud. ¿A que eso no te parece cualquier cosa?

Gracias a nuestro rico idioma español, hay muchas maneras de calificar a aquellos dados a vivir rodeados de suciedad y desorden. El sustantivo sería cerdo; y el adjetivo, un guarro. Para llegar al estado al que se podría usar estos vocablos para calificarnos no hay que hacer mucho esfuerzo, solo adoptar ciertos hábitos cochinos que en poco nos diferencian de aquellos animales a los que les gusta revolcarse en barro (conste que a nosotros eso nos parece asqueroso, pero para los gorrinos es también necesidad aparte de disfrute). Seguro que todos conocemos a gente que los tiene, algunos tan comunes como no cerrar la tapa del water, no lavarse las manos después de ir al baño, apilar platos sucios en el fregadero, o poner la lavadora cuando ya no hay ropa limpia y la pila de la sucia nos sobrepasa. ¿Y adivinas qué? Eso se le suele atribuir mayoritariamente a los hombres, a los que se les conoce con el buen usado adjetivo de «guarros«.

Bien porque, en un principio, se podría decir que alguien guarro es aquel que no tiene una buena higiene personal. Por extensión, se calificó así también a aquél que no sólo no era limpio con su cuerpo, sino tampoco con lo que le rodea. Luego, también se extendió al medio mental, de tal forma que un tío guarro también era el que tenía pensamientos sucios, sobre todo si tenían relación con el medio. Y así, de paso en paso, se ha llegado a un desenlace curioso, simplemente por haber cambiado el género del adjetivo: ahora, el llamar a una mujer «guarra«, ha tomado una nueva dimensión.

Las guarras ya no son mujeres con poca higiene personal, o poco dadas a la limpieza del hogar, ni siquiera a aquellas que puedan tener mentes calenturientas. No señor, ahora ser una guarra es casi una institución; de hecho, se ha convertido en toda una categoría en el porno online incluso. Porque las guarras son esas tías que provocan a los tíos para tener sexo continuamente, las que los vuelven locos para que solo piensen en follar, y las que los obligan a convertirse en tíos salidos y novios y maridos infieles gracias a las prácticas sexuales que son capaces de utilizar (como si ellos fueran a resistirse mucho, los pobres). No hay más que ver unos cuantos videos porno para darse cuenta que a esas tias buenas no se las podría resistir uno en la vida, ni tampoco querría, porque solo con verlas desnudos uno pierde el culo por sus atenciones; pero, a pesar de eso, son ellas las que llevan el calificativo, porque no sólo son capaces de pensar en depravaciones, sino además muy capaces de realizarlas.

Y luego, también se ha acuñado el término «guarrillas«, que aún no tengo claro si se refiere a que son chicas jóvenes a las que ya se les empieza a ver el plumero, o mujeres ligeras de cascos que no han desarrollado del todo sus capacidades, ya sea por falta de oportunidades o de habilidad. Sí, todo esto tiene cierto tufillo a machismo; pero, como sea, esta es la realidad de nuestro idioma español, y de como hemos pasado de denominar a cierta clase de ganado porcino a casi crear una nueva raza de mujeres devorahombres.

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